Imposible resistirse al placer de volar por los aires y más aún cuando el motivo de la travesía le genera dinero o al menos muy gratos recuerdos. En esta entrada le confesamos cuatro secretos de viajar en avión que mejorarán su experiencia de viaje.
En un trabajo de CNN Travel entrevistaron a dos auxiliares de vuelo veteranos que ofrecieron varios datos que pudieran ayudarle a aprovechar mejor sus viajes de negocios o familiares.
La mejor hora para volar: en la mañana
Para la auxiliar de vuelo estadounidense Allie Malis cuando se trata de viajes personales, la mejor hora es en el primer vuelo en la mañana. “Ese es mi truco”, dice. “No sé si debería avisarle a todo el mundo. O me van a quitar todos los vuelos de la mañana”.
Si hablamos de un vuelo de vacaciones, el británico Kris Major prefiere hacerlo en fechas menos concurridas. En el caso de Nochebuena, recomienda viajar el día antes, en vez del propio 24 de diciembre.
Jet lag o trastorno temporal del sueño: dormir lo necesario y alimentarse.
Cuando los viajes implican el cambio de zona horaria, Major recomienda que se tome una siesta al llegar. Eso sí, debe ser corta y dormir nuevamente cuando llegue la noche. Pero si se trata de un viaje corto con cambio de horario, entonces recomiendan “permanecer en tu zona horaria de origen puede ser útil”. Algo muy importante es “hidratarse, comer alimentos nutritivos y hacer ejercicio”. Y “estar en sintonía con tu cuerpo lo mejor que puedas”.
Cambio de turista a primera clase
De acuerdo con Malis, los cambios de clase turista a primera clase se dan en tierra, por parte de un agente que avisa a los auxiliares de vuelo de pasajeros que podrían ser
privilegiados. Sin embargo, recuerda que “hay una lista… hay un método detrás, la forma en que la lista está ordenada y priorizada”. Una vez ya el vuelo despegó estos cambios se dan solo en situaciones excepcionales.
Las persianas: abiertas o cerradas según el momento
De acuerdo con ambos auxiliares de vuelo, depende del momento. Aunque hay personas que las prefieren subidas, quizá en un vuelo nocturno es mejor llevarlas cerradas. “Con que una sola persona abra las persianas, la luz entra y mantiene a la gente despierta y puede tener realmente un impacto en la gente. Pero hay que entenderlo: la gente quiere mirar hacia abajo. Si estás volando sobre el Himalaya,
quieres echar un vistazo al Monte Everest. ¿Por qué no?”, dice Major.
Pero en el caso del aterrizaje, las persianas deberían ir arriba. En su experiencia Major dice que siempre les explicará que la tripulación necesita poder ver hacia fuera para adaptarse a la luz en caso de que haya algún problema.