El Barómetro de Confianza Edelman 2024 ha planteado una profunda crisis a nivel reputacional. Mientras la innovación, la tecnología y la Inteligencia Artificial ocupan lugares protagonistas en el terreno de juego, se exacerban los problemas de confianza y por tanto, de inestabilidad social y polarización política. Esto, si tenemos en cuenta que en este año la mitad de la población mundial puede votar nuevos líderes, incluyendo por supuesto República Dominicana, es algo peligroso porque las instituciones responsables de guiarnos a través del cambio y hacia un futuro más próspero no gozan de apoyo.
La encuesta, realizada en 28 países con más de 32 mil participantes, muestra casi el doble de probabilidades de temer a la innovación mal gestionada. Una percepción que se comparte en públicos de diferentes edades, niveles de ingresos, géneros y abarca tanto a países desarrollados como en desarrollo.
Por una parte, no se confía que las instituciones puedan introducir cambios positivos en la sociedad a través de innovaciones y, si bien las empresas lideran la confianza, no alcanzan en ellas un 60%. Por otra parte, los medios de comunicación tampoco gozan de la simpatía y menos aún del crédito en las afirmaciones y su discurso objetivo.
Quizás la clave del sector público y privado esté en enfocarse en la colaboración, la coparticipación y la gestión mancomunada, así como en comunicar el impacto positivo de la innovación para la sociedad en general, no solo para grupos estratégicos de manera unilateral y a veces, sesgada. Y es que la comunicación es una herramienta efectiva siempre que venga de la mano de una realidad coherente, del trabajo bien hecho. En eso consiste la reputación, en cumplir con las expectativas de todos los grupos de interés. En definitiva, que realidad y reconocimiento vayan de la mano, como apunta la consultora Villafañe & Asociados.
La comunicación es una herramienta efectiva siempre que venga de la mano de una realidad coherente, del trabajo bien hecho. En eso consiste la reputación, en cumplir con las expectativas de todos los grupos de interés.
De cualquier manera, la ansiedad y el pesimismo económico, una brecha enquistada entre las instituciones, un tejido social que se debilita provocando elevados niveles de desconfianza en todas las clases sociales y la recurrente desinformación conforman un panorama desolador en el que los políticos tendrán que buscar consensos y nuevas fórmulas para llegar al electorado, en donde la buena gestión a través de hechos tenga un discurso coherente, que cumpla con las expectativas de todos y todas los involucrados.
Escrito por Elena Crespo / Villafañe & Asociados
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