En la última década, las exportaciones de la economía naranja vienen creciendo a una velocidad superior a la de otros rubros de exportación, generando nuevas oportunidades económicas para muchos países y siendo más importantes para aquellos que se encuentran en vías de desarrollo (UNCTAD, 2024). En el año 2022, el comercio mundial de bienes y servicios creativos ascendió a USD 2.1 billones, de los cuales USD 1.4 billones, equivalentes al 65.9%, correspondieron a las exportaciones de servicios creativos (intangibles), mientras que USD 713 mil millones, equivalentes a 34.1%, a las importaciones de bienes creativos (tangibles).
Hasta el año 2012, las exportaciones de bienes y servicios creativos venían creciendo en paralelo, separados por una brecha relativamente estrecha (ver Gráfica 1). Sobre un total de USD 1.1 billones, las exportaciones de servicios creativos efectuadas en el 2012 representaban el 52% del total, mientras que las exportaciones de bienes creativos suponían el 48%, para un diferencial en términos absolutos de USD 46 mil millones. Sin embargo, para el año 2022 esta brecha se amplió considerablemente, marcando una diferencia de USD 665 mil millones a favor de las exportaciones de servicios.
El desacople que viene registrándose desde el 2012 entre las exportaciones de bienes y servicios responde en mayor medida a tres causas fundamentales. La primera tiene que ver con el fuerte incremento que vienen registrando las exportaciones de programas informáticos, así como los servicios de investigación y desarrollo; la segunda está relacionada con el proceso de “desmaterialización” de ciertos bienes creativos como consecuencia de la digitalización; y la tercera, con la mejora en recopilación de datos (UNCTAD, 2022).
A modo de ejemplo, entre los bienes creativos que se han ido desmaterializando de manera más acelerada podemos destacar la música, películas, periódicos y revistas, los videojuegos, entre otros. En el caso particular de la música, en el año 2022, el 67.3% de los ingresos mundiales de la industria fueron generados mediante su transmisión vía streaming. Los discos de vinilo, CD y cintas de VHS (bienes creativos) han pasado a ser cosa de aficionados o coleccionistas.
A pesar de que los países en desarrollo han incrementado desde el 2012 su participación en las exportaciones de servicios creativos mundiales, los países desarrollados siguen dominando este renglón (Ver Gráfica 2).
En 2022, los servicios creativos exportados por los países desarrollados ascendieron a USD 1.1 billones, representando el 80.1% del total exportado, mientras que las realizadas por las economías en desarrollo alcanzaron los USD 274.5 mil millones, equivalentes al 19.9%. La brecha entre ambos fue de USD 829 mil millones. La participación de los países en desarrollo se ve obstaculizada por la falta de infraestructuras, la limitación en competencias técnicas básicas, así como la escasa inversión en investigación y desarrollo (I+D).
En lo que respecta a las exportaciones mundiales de bienes creativos, aunque en menor medida, sucede justo lo opuesto. Las exportaciones de los países en desarrollo superan a las exportaciones de los países desarrollados. En 2022, los países en desarrollo exportaron USD 421.8 mil millones, equivalentes al 59.2% de las exportaciones mundiales de bienes creativos, mientras que los países desarrollados lo hicieron por valor de USD 291 mil millones, representando el 40.8% (Ver Gráfica 3). En términos absolutos, la brecha de las exportaciones de bienes de los países en desarrollo con respecto a los países desarrollados es de USD 130.8 mil millones. Las exportaciones de bienes creativos vienen siendo lideradas por joyas, productos de diseño de interiores, medios grabados, moda, juguetes, artesanías (UNCTAD, 2022).
Los bienes creativos se caracterizan por requerir para su producción un nivel bajo de intensidad tecnológica, recayendo su principal valor agregado en la mano de obra, recurso que suele ser más abundante y barato en las economías en desarrollo. Como hemos podido apreciar, nos encontramos frente a un proceso de cambio de paradigma económico y de patrones de consumo, liderado por la digitalización, servicificación e inteligencia artificial (IA), ante el cual como civilización tenemos grandes retos y desafíos por las implicaciones económicas y laborales que conlleva. Países en desarrollo, como la República Dominicana, están abocados a determinar el rol que jugarán dentro de esta nueva economía basada en el conocimiento y, en consecuencia, tomar las medidas necesarias al respecto.
Por Huáscar A. Jiménez, PhD, del Centro de Estudios Turísticos y Desarrollo Local (CETDEL).
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