Celia Barría para BBC Mundo ha realizado una exhaustiva investigación sobre una de las consecuencias de la pandemia por el coronavirus que ya estamos viviendo. De manera sencilla y directa, su estudio aborda la escasez de productos o materias primas esenciales que consumimos.
Con la pandemia se alteró el ritmo del comercio internacional y cuando aumenta el consumo en varios países a la misma vez, los puertos, las vías oceánicas, los trenes y aviones que transportan los productos no dan abasto.
Causas de la escasez de productos
Nosotros como consumidores debemos esperar varios meses para encontrar un producto específico. ¿A qué se debe? Estas son algunas de las razones:
- La salida de contenedores desde los principales puertos del mundo está provocando interrupciones intermitentes en las cadenas de suministro.
- Muchas empresas mantienen los inventarios al mínimo para abaratar costos, y luego se quedan sin la cantidad de productos necesarios para satisfacer la demanda.
- La demanda ha crecido los últimos meses debido a la reactivación económica.
- Canales logísticos obstruidos.
- Muchos contenedores están varados en algunos puertos, por lo que el precio de los fletes se ha disparado.
Algunas firmas como Legwear & Apparel, que fabrica productos para marcas como Puma, Champion y Skechers, confirmó que los costos de los fletes han escalado.
Christopher Volpe, director de Operaciones y Finanzas de la compañía, dijo en declaraciones al diario Washington Post que están pagando unos US$24.000 para enviar contenedores desde Asia a EE.UU., cuando el precio solía ser US$2.000 antes de la pandemia.
Los sectores de construcción, manufactura, y alimenticio, han sido de los más afectados debido a que en estos días se ha hecho más difícil encontrar materiales de plástico para embalaje, bolsas de papel, carne o aceite para cocinar.
El panorama futuro
No cabe duda que la disrupción del comercio internacional es una tendencia. Debido a esto, hay mucha incertidumbre sobre lo que puede ocurrir en el futuro, tomando en cuenta la velocidad con la que se está propagando la variante Delta del COVID-19.
Este panorama resulta preocupante, ya que las interrupciones en el suministro podrían continuar «hasta bien entrado 2022», declaró hace unos días el presidente de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard.
Dependiendo de cómo evolucione la oferta y demanda, en algunas semanas los consumidores verán escasez de unos productos y en otras semanas, de otros. Se van a intercalar. Todo esto es parte del desequilibrio del sistema. Willy Shih, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, apunta que «es probable que veamos excedentes en muchas áreas». Esto es lo que se conoce como el efecto látigo.
El efecto látigo es cuando las empresas compensan en exceso la escasez y terminan con demasiado en inventario. Lo vivimos durante el último año con los papeles de baño: no había suficientes en los supermercados y luego, sobraban.
Evidentemente, si las predicciones económicas continúan así, los consumidores se verán afectados por precios más altos en algunos productos o tendrán que esperar más tiempo para conseguirlos. Y a nivel de geopolítica, existen fluctuaciones y estimaciones sobre qué potencia será la que tomará la delantera en cuanto a la ventaja competitiva internacional se refiere, ya que todas están bajo presiones inflacionarias.
Con información de la BBC Mundo