Bien sabemos de historias de éxito empresarial que han sido precedidas por fracasos. Pero otra cosa es llegar a la meta y no perdurar en la cúspide porque no se ha preparado la estructura organizacional para la misma.
Reproducimos a continuación seis razones, de 22 señaladas en la página Emprededores, que sus mismos protagonistas cuentan y que podrían ser los motivos principales para “morir de éxito”.
Estructura sobrecargada
El aumento de la demanda del producto sin contar con las herramientas y procesos maduros para dar respuesta, es una de las razones principales de fracaso. El crecimiento inesperado, por ejemplo, en el caso de la industria de la moda, podría hacerlo ponerse las manos en la cabeza mientras grita “no tenemos stock suficiente”.
Muerte de la cultura organizacional
Dice un dicho popular que la mejor publicidad que puede tener su empresa es la opinión de su propio equipo de colaboradores. La poca identificación con la cultura o visión de la organización puede ser un cataclismo.
Al contratar fuerza laboral sin las pautas de selección adecuadas, solo por responder al crecimiento acelerado de la empresa, se corre el riesgo de no transmitir los valores y sentido de compromiso por el logro de los objetivos de la empresa.
Considerar innecesaria la innovación
El día a día puede ser el peor enemigo para la innovación, más cuando la empresa se encuentra en un momento de crecimiento que solo pone el enfoque en los resultados a corto plazo.
Si la alta gerencia no es capaz de entender la necesidad de mantener sus procesos, equipos, relaciones, productos y servicios en constante mejora y adaptación, no podrá ser relevante por mucho tiempo. Esto está muy vinculado con la pérdida de la visión estratégica del negocio que permite ver nuevas oportunidades en el mercado.
Bajar la calidad
Utilizar la lógica de que recortar los costos para incrementar los beneficios, cuando una empresa se enfrenta en un crecimiento sorpresivo, es una mala decisión para el éxito a largo plazo. Lo que era un producto o servicio premium, pasa a ser común, dejando atrás las ventajas competitivas que llevaron al éxito a la empresa.
Vender como sea
A veces cuando las empresas experimentan el éxito, entienden que una política comercial bien agresiva les llevará a obtener más, sin consecuencias. Por el contrario, asumir costos y promesas por mantener la fuerza de venta a toda costa puede traer como consecuencia perder el control de aspectos externos, como solvencia de los clientes.
Por arrogancia
La historia del “Emperador desnudo” cuenta que unos sastres se quisieron aprovechar del rey y lo convencieron de que podían hacer el traje más bonito del mundo, uno que solo podría ser visto por las personas inteligentes, no los estúpidos. Tras el engaño, quiso lucir el traje ante toda la corte del palacio, pero al salir se escuchó la voz de un niño que dijo “¡el emperador va desnudo!”. Todos se dieron cuenta y empezaron a burlarse del emperador que huyó despavorido.
El éxito obtenido puede embriagar al soñador. Cuando ha trabajado tanto por alcanzar el primer lugar, el empresario debe tener cuidado de a quiénes escucha y de quiénes se apoya pero, sobre todo, no confiarse demasiado del propio éxito alcanzado para evitar fracasos inesperados.
Le pudiera interesar: Cuatro estrategias para ser un buen negociador