Negociar no es muy diferente a las interacciones que hace con los demás en su dia a dia. En esencia, se trata de tener un buen manejo de las relaciones interpersonales; solo que en este caso se hace con un fin lucrativo. Teniendo esto en cuenta, la preparación a la hora de negociar puede determinar el éxito de su propuesta. Por eso le traemos cuatro estrategias que debe tener en cuenta para ser un buen negociador.
Póngase en los zapatos del otro
Los negocios deben ser un ganar-ganar. Por eso es vital entender a la otra persona y sus necesidades, así como también conocer sus expectativas. Es importante dejar a un lado el propio ego y tomarse un momento para considerar la idea de otra persona, aunque crea firmemente que la suya es la mejor. Así lo recomienda Julie Rice, cofundadora de SoulCycle, en un artículo de Market Splash.
Establezca sus propias metas
Previo a cualquier negociación, tenga claros sus objetivos. Ya sea buscar un inversionista, mejorar los márgenes de ganancia, hacer una colaboración comercial, etc. Al tener estos propósitos claros, la negociación va directo al punto, haciéndola más fluida y eficiente para todos los participantes.
Tenga a la mano un plan B
En caso de que se tranque la negociación, presente alternativas. Por ejemplo, si la oferta de su cliente le resulta desfavorable, ofrezca una segunda opción que compense y beneficie ambas partes. Ser flexible en la negociación es crucial porque promueve la colaboración, permite encontrar soluciones creativas y mantiene abiertas las líneas de comunicación.
Negocie para el largo plazo
¿Por qué quedarse con un único acuerdo momentáneo cuando puede expandirlo en el tiempo? Identifique cómo puede orientar su propuesta de negocio para que se extienda por más tiempo. Con esta perspectiva puede obtener una mayor flexibilidad para adaptarse a los cambios en el entorno comercial e identificar oportunidades de crecimiento a largo plazo.
A través de la práctica constante y el desarrollo de estas habilidades, usted podrá convertirse en un negociador exitoso, capaz de alcanzar acuerdos mutuamente beneficiosos y construir un camino hacia el éxito tanto en el ámbito profesional como en el personal.
En última instancia, un buen negociador comprende que el éxito no se mide solo por los resultados inmediatos, sino por la capacidad de generar valor a largo plazo para todas las partes involucradas.
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