Con los automóviles eléctricos, algunos empleos tradicionales pareciera que desaparecerán. Las diferentes industrias empiezan a tomar más en serio la transición energética. Pero ¿en verdad se perderán empleos o se recuperarán unos de mayor calidad en la carrera por un mundo más ecológico?
Veamos a continuación varias perspectivas al respecto de este tema poco hablado de la transición energética.
¿Cuánto afecta el cambio climático a la generación de empleos?
La misma Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que para el año 2030 se destruir án más de 70 millones de puestos de trabajo en el mundo. Esto equivale al volumen de horas perdidas por desastres naturales como los ocurridos recientemente en España en el municipio mallorquín de Sant Llorenç, afirma el periódico El País en su publicación Cinco Días.
Y con ello la paralización de la producción en los sectores de agricultura, pesca, ganadería, transporte e infraestructura. Lo que, para Joaquín Nieto, director de la Oficina de la OIT para España, significa más gasto que inversión.
Nieto afirma que, de seguir el ritmo de devastación provocado por el cambio climático, serán más los empleos destruidos que los que se podrían g enerar si se acelera la transformación de las energías utilizadas.
Es por ello que la transición energética se vislumbra como la oportunidad de abrir más vacantes de calidad ajustadas a las demandas de empleos más seguros y menos estresantes de los que implican los tradicionales.
En el ámbito de las energías renovables, se contabiliza la posibilidad de crear más de ocho millones de empleos.
Aún en crisis las energías renovables crean puestos de trabajo
El empleo en energías renovables en todo el mundo alcanzó los 12 millones en el año 2020, frente a los 11,5 millones de 2019, según un informe publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) y la OIT.
La misma investigación mostró que mientras la pandemia del Coronavirus causó graves consecuencias en la cadena de suministro y un impacto directo en los empleos, la energía solar y la eólica encabezaron el crecimiento del empleo mundial en su área con un total de 4 millones y 1,25 millones de puestos de
trabajo respectivamente.
Esto debe ser una buena estadística para los gobiernos. Francesco la Camera, director general de IRENA, es contundente al afirmar: “la capacidad de las energías renovables para crear puestos de trabajo y cumplir los objetivos climáticos está fuera de toda duda. Con la COP26 por delante, los gobiernos deben
aumentar su ambición para alcanzar el nivel cero”.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía incremento en el uso de las energías eólica y solar se explica por el aumento en su competitividad y la entrada en vigor del Acuerdo de París a finales del año pasado.
Un ganar-ganar
Otros datos que arroja este informe indican que en 2030 los 24-25 millones de nue vos puestos de trabajo superarán con creces las pérdidas de entre seis y siete millones de empleos. Unos cinco millones de los trabajadores que pierdan su empleo podrán encontrar nuevos puestos de trabajo en la misma ocupación en otra industria.
En perspectiva, para el año 2050 se hablaría de que el sector de las energías renovables podría dar empleo a 43 millones de personas.
La migración a energías renovables supone una importante inversión y empresas dispuestas a asumirla. Desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) trabajan para entender más “el ecosistema de empresas de los servicios asociados a la transición, incluyendo la generación renovable (hidráulica, eólica
y solar centralizada y descentralizada), eficiencia energética, gestión de la demanda, transporte, hidrógeno, almacenamiento, entre otras”.
¿Y la seguridad laboral?
Las autoridades mundiales del trabajo apuestan con todo a la transición energética. Sin embargo, destacan la necesidad de respetar los marcos jurídicos y laborales que la caracterice. Para esto las normas internacionales del trabajo y los acuerdos con sindicatos son clave.
Al respecto se debe considerar, según el informe de la IRENA:
- Una transición justa con mano de obra diversa e igualdad de oportunidades para mujeres y hombres.
- Trayectoria profesional abierta a los jóvenes, las minorías y los grupos marginados.
- Lugares de trabajo seguros y que respeten los derechos laborales.
- Políticas industriales para formar cadenas de suministro viables.
- Estrategias de educación y formación para crear una mano de obra cualificada.
- Medidas para proporcionar servicios de empleo adecuados y con protección social para trabajadores y comunidades dependientes de los combustibles fósiles.
- Estrategias de inversión pública para apoyar el desarrollo económico regional y la diversificación.
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